martes, 7 de enero de 2014

MI SINCERA RECOMENDACIÓN

Estamos obligados a ser cada día mejores, es decir, más eficientes, productivos y rentables. Es cierto que para conseguir "la rentabilidad" se necesitan recursos, conocimientos y personas competentes, no obstante la clave está en gestionar bien los recursos, conocimientos y personas.

Llega un momento en nuestra vida profesional que necesitamos metodizar nuestras habilidades para orientarlas a conseguir resultados concretos y como consecuencia tenemos que ir incorporando mejoras a nuestra forma “autodidacta” de hacer algunas cosas.

Mejorar no significa “renunciar” mejorar es “añadir” e implica” reflexión, actitud positiva y acción.

Las personas que están al frente de su propia empresa o negocio, departamento, delegación, equipo de trabajo, área directiva..., asumen un gran número de responsabilidades y por tanto su mejora debe ser constante.

El nivel de eficiencia personal se hace imprescindible tanto en el aspecto técnico como en el de gestión ya que las decisiones que toman los responsables afectan directamente a la cuenta de explotación y en el ánimo y calidad de vida de todas las personas de la empresa.

Mi recomendación es la de mejorar constantemente nuestro nivel de eficiencia personal, quiero resaltar que en más de una ocasión se trabajan pequeños matices que posteriormente nos aportan grandes resultados. Para conseguirlo es básico el compromiso personal, la perseverancia, nuestra actitud y dejarnos ayudar, no podemos ser buenos en todo.

Por último es imprescindible que estemos bien orientados y para ello es necesario aprender a marcar objetivos y metas.

Probablemente lo hayamos  intentado en más de una ocasión sin llegar a conseguir lo que nos proponíamos, no es fácil marcar objetivos y alcanzables, es una habilidad que necesita entrenamiento, constancia y ayuda externa al principio.

La eficiencia personal no es una “casualidad” es la consecuencia directa de una buena organización personal, buenos hábitos de trabajo, ir eliminando paulatinamente nuestros  prejuicios y tener establecidos previamente los objetivos que nos orienten y permitan trabajar sin dispersión las metas para conseguir lo que pretendemos.

¿Qué nivel de eficiencia personal considera que tiene?
¿Con qué frecuencia ha abandonado un objetivo porque se ha dado cuenta después de haber dedicado tiempo y recursos que es inalcanzable?
¿Qué aportaría a su cuenta de resultados trabajar sobre objetivos concretos y alcanzables?
¿De qué y de quién cree usted que depende?

En los siguientes comentarios iré publicando los "síntomas" que pueden ayudar a averiguar con más precisión nuestra actual situación de eficiencia personal, pretenden servir de referente y evitar en la medida de lo posible que caigamos en el pensamiento de “esto yo ya lo hago”. Recuerdo que son pequeños matices los que facilitarán los posibles avances de mejora personal. La última acción será cumplimentar un test que le ayudará a tomar las decisiones más oportunas al respecto.

Muchas gracias y muchos éxitos.

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